27. El anuncio es para todos.

¡Qué catequesis tan poderosa y relevante del Papa Francisco sobre la universalidad del anuncio cristiano! Su enfoque en cómo el Evangelio es para todos y no debe limitarse a ciertos grupos es fundamental para el servicio pastoral de los bautizados.

En esta catequesis, el Papa destaca que el encuentro con Jesús impulsa a salir de uno mismo y compartir esa experiencia con todos. Esto tiene una clara conexión con el servicio pastoral, ya que los líderes y miembros de la comunidad cristiana deben estar dispuestos a salir de su zona de confort, superar fronteras y acercarse a aquellos que puedan estar en los márgenes de la sociedad o sentirse excluidos.

Un ejemplo claro de esto es la historia que menciona el Papa sobre la mujer cananea que busca la ayuda de Jesús para su hija enferma. A pesar de que inicialmente Jesús parece restringir su misión a un grupo específico, la mujer persiste y demuestra una fe que impresiona al mismo Jesús. Esta narrativa puede inspirar al servicio pastoral a no limitar su alcance, a estar abiertos a las necesidades de todas las personas sin importar su origen, cultura o situación.

El énfasis en que la llamada de Dios no es un privilegio sino un servicio es otro punto clave. Esta idea desafía la mentalidad de exclusividad y privilegio que a veces se puede infiltrar en las comunidades religiosas. Los bautizados, en su labor pastoral, deben comprender que han sido llamados no para sentirse superiores, sino para amar y servir a todos, siguiendo el ejemplo de Jesús.

Asimismo, el recordatorio de que el Evangelio no es solo para algunos, sino para todos, es esencial en el contexto pastoral. ¿Cómo se está comunicando este mensaje en las actividades pastorales y en la relación con la comunidad? ¿Se están implementando programas inclusivos que lleguen a personas de diferentes trasfondos y situaciones?

La catequesis del Papa Francisco resalta la importancia de la apertura, la inclusión y el servicio en el anuncio del Evangelio. Los líderes pastorales y los fieles bautizados pueden aplicar estos principios en su labor diaria, asegurándose de que el mensaje de amor, esperanza y redención de Jesús llegue a todos, sin excepción.

Catequesis. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente. 27. El anuncio es para todos.

PAPA FRANCISCO

AUDIENCIA GENERAL

Plaza de San Pedro
Miércoles, 22 de noviembre de 202
3

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Catequesis. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente. 27. El anuncio es para todos.

¡Queridos hermanos y hermanas!

Después de haber visto, la vez pasada, que el anuncio cristiano es alegría, detengámonos hoy en un segundo aspecto: es para todos, el anuncio cristiano es alegría para todosCuando encontramos verdaderamente al Señor Jesús, el estupor de este encuentro impregna nuestra vida y pide ser llevado más allá de nosotros. Él desea esto, que su Evangelio sea para todos. En él, de hecho, hay un “poder humanizador”, una plenitud de vida que está destinada a todo hombre y a toda mujer, porque Cristo ha nacido, muerto y resucitado por todos. Por todos, nadie excluido.

En Evangelii gaudium se lee: «Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable. La Iglesia no crece por proselitismo sino “por atracción”» (n. 14). Hermanos, hermanas, sintámonos al servicio de la destinación universal del Evangelio, es para todos; y distingámonos por la capacidad de salir de nosotros mismos – un anuncio para ser verdadero anuncio debe salir del propio egoísmo – y tener también la capacidad de superar todo confín. Los cristianos se encuentran en el atrio más que en la sacristía, y van por «las plazas y calles de la ciudad» (Lc 14,21). Deben ser abiertos y expansivos, los cristianos deben ser “extrovertidos”, y este carácter suyo proviene de Jesús, que ha hecho de su presencia en el mundo un camino continuo, dirigido a alcanzar a todos, incluso aprendiendo de ciertos encuentros suyos.

En este sentido, el Evangelio narra el sorprendente encuentro de Jesús con una mujer extranjera, una cananea que le suplica que sane a la hija enferma (cfr Mt 15,21-28). Jesús se niega, diciendo que ha sido enviado solo «a las ovejas perdidas de la casa de Israel» y que «no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos» (vv. 24.26). Pero la mujer, con la insistencia típica de los sencillos, replica que también «los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos» (v. 27). Jesús se quedó impresionado y le dice: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas» (v. 28). Este encuentro con esta mujer tiene algo único. No solo alguien hace cambiar de idea a Jesús, y se trata de una mujer, extranjera y pagana; sino que el Señor mismo encuentra confirmación al hecho de que su predicación no debe limitarse al pueblo al que pertenece, sino abrirse a todos.

La Biblia nos muestra que cuando Dios llama a una persona y hace un pacto con algunos el criterio siempre es este: elige a alguno para alcanzar a otros, este es el criterio de Dios, de la llamada de Dios. Todos los amigos del Señor han experimentado la belleza, pero también la responsabilidad y el peso de ser “elegidos” por Él. Y todos han sentido el desánimo ante las propias debilidades o la pérdida de sus seguridades. Pero la tentación quizá más grande es la de considerar la llamada recibida como un privilegio, por favor no, la llamada no es un privilegio, nunca. Nosotros no podemos decir que somos privilegiados en relación con los otros, no. La llamada es para un servicio. Y Dios elige uno para amar a todos, para llegar a todos.  

También para prevenir la tentación de identificar el cristianismo con una cultura, con una etnia, con un sistema. Así, más bien, pierde su naturaleza verdaderamente católica, es decir para todos, universal:  no es un grupito de elegidos de primera clase. No lo olvidemos: Dios elige a alguien para amar a todos. Este horizonte de universalidad. El Evangelio no es solo para mí, es para todos, no lo olvidemos. Gracias.

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