Alabar, bendecir, predicar

El lema de la Orden de Predicadores es hermoso y ha de ser un lema que nos ayude este año a pensar y vivir mejor nuestra fe, una fe cristocéntrica, trinitaria, mariana y con una fuerte vigencia evangelizadora hacia adentro (ad intra) y hacia afuera (ad extra). Marcados por la Tradición Apostólica, por la Revelación y una gran experiencia mística.

La Orden de Predicadores, fundada en 1216, se centra en los principios de alabar, bendecir y predicar. En el contexto del 2024, estos puntos siguen siendo fundamentales para vivir una vida de fe comprometida.

Alabar: Significa reconocer y adorar la grandeza de Dios. En el mundo actual, la alabanza puede manifestarse a través de la gratitud en medio de los desafíos, reconociendo la presencia de Dios en todas las cosas y expresando esa gratitud a través de la oración, la música o la contemplación.

Bendecir: Implica ser instrumento de la bendición divina para los demás. En el 2024, esto podría traducirse en actos de bondad, compasión y servicio hacia los necesitados, reconociendo la dignidad divina en cada persona y buscando ser una fuente de apoyo y amor para los demás.

Predicar: No solo se refiere a la predicación verbal, sino también a vivir y compartir el Evangelio a través del ejemplo personal. En el mundo actual, esto implica ser testigo de los valores del Evangelio en todas las áreas de la vida, desde la familia y el trabajo hasta las interacciones cotidianas en la comunidad, llevando el mensaje de amor, perdón y esperanza que Cristo nos enseñó.

Vivir estos principios en el 2024 significa fusionar la espiritualidad tradicional con la realidad contemporánea, encontrando formas creativas y relevantes de alabar a Dios, bendecir a los demás y predicar el Evangelio en un mundo en constante cambio. Esto puede incluir el uso de la tecnología para difundir el mensaje de amor y esperanza, así como adaptar las prácticas espirituales a las necesidades y desafíos actuales de la sociedad.

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