El mensaje de la Cuaresma del Papa Francisco titulado «a través del desierto Dios nos guía a la libertad» nos invita a reflexionar sobre la libertad revelada por Dios a través del éxodo del pueblo de Israel y a vivir este tiempo litúrgico como una oportunidad de gracia. El Papa exhorta a ver la realidad que nos rodea, prestando atención al sufrimiento y a los clamores de los oprimidos, y a cuestionarnos si estos nos llegan y conmueven.

El pontífice señala la presencia de la globalización de la indiferencia como un desafío que obstaculiza la esperanza y el sueño de un mundo nuevo. Insta a reconocer los ídolos modernos que nos atan y a romper con la añoranza por la esclavitud, proponiendo un camino de conversión hacia la libertad.

  • Reconocer los ídolos moderno: Estos ídolos pueden incluir la obsesión por el poder, el éxito material, la fama, el individualismo extremo, el consumismo desenfrenado o cualquier cosa que desplace a Dios de su lugar central en nuestras vidas.
  • Romper con la añoranza por la esclavitud: El llamado es a liberarse de la añoranza por la esclavitud, sugiriendo que a veces las personas, a pesar de ser liberadas, pueden tener una inclinación a mirar hacia atrás y anhelar situaciones antiguas, aunque estas fueran opresivas. Esto puede encontrar sentido en la resistencia al cambio y la comodidad en lo conocido, incluso si eso implica estar atado a situaciones perjudiciales.
  • Camino de conversión hacia la libertad: La propuesta es iniciar un camino de conversión, un proceso de transformación interior que libere del dominio de los ídolos y de la añoranza por la esclavitud. Este camino implica una toma de conciencia, una revisión de valores y una decisión consciente de buscar la libertad auténtica que solo puede venir de la fidelidad a Dios y a los valores del Evangelio.
  • Apego a lo conocido y necesidad de riesgo: El mensaje sugiere que el apego a lo conocido, aunque sea una esclavitud, puede impedir el avance hacia la libertad. Romper con estos lazos puede ser percibido como un riesgo, pero es un riesgo necesario para experimentar la verdadera libertad. La conversión implica un cambio de perspectiva y la disposición a aventurarse en lo desconocido, confiando en la providencia divina.

La dimensión contemplativa de la vida se presenta como una clave para detenerse en oración, acoger la Palabra de Dios y prestar atención al prójimo herido. El Papa destaca la interconexión entre la oración, la limosna y el ayuno, subrayando que estos elementos forman parte de un único movimiento de apertura y vaciamiento.

Se invita a adoptar la forma sinodal de la Iglesia, tomando decisiones comunitarias que transformen la realidad de los barrios y contribuyan a la justicia social e inclusión. Además, se destaca la importancia de desacelerar, detenerse y reflexionar sobre los estilos de vida, para discernir cómo contribuir al bien común y mejorar la vida de las personas.

El camino de la conversión y la esperanza emerge como una llamada a la valentía, a abandonar los ídolos que limitan la libertad y a abrazar el riesgo de pensar en un parto, no en una agonía. El Papa Francisco insta en este tiempo que inicia el 14 de febrero, a reconocer, cuestionar y liberarse de los ídolos modernos y la añoranza por la esclavitud, proponiendo un proceso de conversión que conduzca hacia la auténtica libertad en Cristo. Este llamado implica una valiente búsqueda de la verdad y un desprendimiento de las ataduras que impiden experimentar la plenitud de la vida cristiana. Vivir la Cuaresma como un tiempo de transformación personal y comunitaria, marcado por la esperanza, la solidaridad y la búsqueda de la libertad auténtica.

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