La advocación de Nuestra Señora Della Croce, o Nuestra Señora de la Cruz, tiene su origen en un santuario ubicado en la carretera de Bergamo, a aproximadamente una milla de la ciudad de Crema, Italia. La estructura del santuario es de forma circular, con cuatro adiciones en forma de cruz, lo que dio origen al nombre de «Santa María de la Cruz«. En el siglo XV, vivía en la ciudad de Crema una joven llamada Caterina Uberti, junto con su hermano. Cuando llegó a la edad de casarse, su hermano la persuadió para que se casara con Bartolomeo Petrobelli; sin embargo, este matrimonio resultó desafortunado, ya que Caterina era piadosa y virtuosa, mientras que Bartolomeo tendía hacia lo malvado y corrupto.
Después de un año de tormento, Bartolomeo decidió matar a Caterina. En un trágico día, mientras viajaban hacia Bergamo, Bartolomeo llevó a Caterina a un bosque cerca de Crema y, sin previo aviso, intentó matarla con su espada. Aunque Caterina logró evitar que su cabeza fuera partida por la espada, perdió su mano derecha en el intento. Herida y al borde de la muerte, Caterina rezó a la Virgen María pidiendo ayuda. La Virgen apareció ante ella, detuvo la hemorragia y le devolvió la vida. Luego, llevó a Caterina a un refugio donde fue cuidada por buenos campesinos. Al día siguiente, Caterina fue llevada de regreso a Crema, donde finalmente falleció en la Iglesia de San Benedetto, después de recibir los últimos sacramentos.
La historia de Caterina y su milagrosa curación se difundió rápidamente, y muchos comenzaron a acudir al lugar donde ocurrió el milagro en busca de curación para sus enfermedades. Se construyó una pequeña capilla en el lugar, y con el tiempo se erigió un santuario en honor a Nuestra Señora Della Croce. En 1873, el Vaticano ordenó que Nuestra Señora Della Croce fuera coronada con una corona de oro, en reconocimiento a los numerosos milagros y favores concedidos a través de su intercesión.
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