El Papa Francisco nos ofrece una profunda reflexión sobre el papel de San José en la historia de la salvación. Destaca cómo los Evangelistas Mateo y Lucas dan importancia al rol de José, presentándolo como el esposo de María y el padre adoptivo de Jesús, aunque no biológicamente. A través de él, Jesús cumple la historia de la alianza y la salvación entre Dios y la humanidad, vinculándose a la genealogía que se remonta desde Abraham o incluso desde Adán.

Lo interesante es que José, aunque discreto y aparentemente marginal, desempeña un papel crucial en la historia de la salvación. El Papa nos recuerda que nuestras vidas también están tejidas y sostenidas por personas comunes, a menudo olvidadas, que tienen un impacto significativo en el mundo. San José representa a aquellos que, sin buscar protagonismo, sostienen el desarrollo de nuestras vidas y de la historia de la salvación con su oración, ejemplo y enseñanza.

En el Evangelio de Lucas, José aparece como el custodio de Jesús y de María.

Papa Francisco, segunda catequesis sobre San José

El Papa enfatiza el papel de custodia de José, tanto de Jesús y María como de la Iglesia, destacando la importancia de los vínculos humanos en una sociedad que a menudo se siente líquida y sin consistencia. Nos invita a cuidar nuestras relaciones y a reconocer la importancia de nuestra historia y de quienes nos precedieron. La oración final nos invita a encontrar en San José un aliado y un apoyo en nuestro camino, especialmente para aquellos que luchan por encontrar vínculos significativos en sus vidas.

El Papa Francisco nos presenta a San José como un modelo de humildad, servicio y custodia, cuya vida nos enseña la importancia de los vínculos humanos y la providencia divina en nuestra historia personal y en la historia de la salvación.

Oración

San José,
tú que has custodiado el vínculo con María y con Jesús,
ayúdanos a cuidar las relaciones en nuestra vida.
Que nadie experimente ese sentido de abandono
que viene de la soledad.
Que cada uno se reconcilie con la propia historia,
con quien le ha precedido,
y reconozca también en los errores cometidos
una forma a través de la cual la Providencia se ha hecho camino,
y el mal no ha tenido la última palabra.
Muéstrate amigo con quien tiene mayor dificultad,
y como apoyaste a María y Jesús en los momentos difíciles,
apóyanos también a nosotros en nuestro camino. Amén.

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