Nuestra Señora de las Lágrimas

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La advocación de Nuestra Señora de las Lágrimas, también conocida como la Virgen Llorosa de Siracusa, se remonta al año 1953 en Sicilia. Se trata de una placa de pared de yeso que representa el Corazón Inmaculado de María, realizada en el estilo característico de la década de 1950. Como muchas otras, esta placa fue producida en masa en una fábrica en la Toscana y distribuida a diversos lugares en todo el mundo. El relato comienza con la adquisición de esta placa como regalo de bodas para una pareja que se casó el 21 de marzo de 1953, Angelo y Antonia Iannuso. Aunque la pareja no era especialmente devota, les gustó la placa y decidieron colocarla sobre la cama. Sin embargo, poco después, Antonia quedó embarazada y comenzó a sufrir de toxemia, que provocaba convulsiones frecuentes e incluso ceguera temporal.

El punto crucial llegó la mañana del 29 de agosto de 1953, cuando Antonia despertó para descubrir que su vista había sido restaurada. Al abrir los ojos, vio que la imagen de la Virgen sobre la cabecera de la cama lloraba. Llamó a su cuñada y a su tía, quienes también confirmaron el fenómeno de las lágrimas milagrosas. La noticia de este prodigio se extendió rápidamente, y la placa de Nuestra Señora de las Lágrimas se expuso públicamente, convenciendo incluso a los escépticos con numerosas curaciones milagrosas. Algunas de las lágrimas fueron recogidas para su examen científico, revelando una composición similar a las lágrimas humanas.

Cuatro días después, el 2 de septiembre de 1953, las lágrimas cesaron abruptamente. El 17 de octubre de 1954, el Papa Pío XII, durante una transmisión de radio, reconoció el evento como un prodigio, citando la declaración unánime de la Conferencia Episcopal de Sicilia sobre la realidad del mismo. Desde entonces, la advocación de Nuestra Señora de las Lágrimas ha continuado atrayendo devotos y ha sido reconocida por la Iglesia Católica como un recordatorio de la presencia y el consuelo de María en momentos de aflicción y necesidad. El misterio y la belleza de este evento siguen siendo objeto de reflexión y devoción para muchos creyentes hasta el día de hoy.

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