El Papa Francisco, en su audiencia general del 10 de abril de 2024, abordó el tema de la fortaleza como una de las virtudes cardinales fundamentales para la vida cristiana. Comienza citando el Catecismo de la Iglesia Católica, que define la fortaleza como la virtud moral que asegura la firmeza y constancia en la búsqueda del bien, capacitando a las personas para resistir las tentaciones y superar los obstáculos morales en la vida.
La fortaleza es la virtud moral que, en las dificultades, asegura la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. Reafirma la decisión de resistir a las tentaciones y de superar los obstáculos en la vida moral. La virtud de la fortaleza hace capaz de vencer el temor, incluso a la muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las persecuciones.»
Catecismo n. 1808
En su discurso, el Papa destaca la importancia de esta virtud, describiéndola como «la más combativa» de las virtudes. Mientras que la prudencia se asocia a la razón y la justicia a la voluntad, la fortaleza está vinculada al apetito irascible, según la tradición escolástica. Esto implica reconocer la existencia de pasiones humanas que deben ser educadas y dirigidas hacia el bien.
El Papa enfatiza la dimensión existencial de la fortaleza, señalando que implica tanto un aspecto pasivo como activo. El primero se refiere a vencer los enemigos internos como la ansiedad, el miedo y la culpa, mientras que el segundo se relaciona con enfrentar los desafíos externos y las pruebas de la vida. Destaca que la fortaleza nos capacita para resistir y no desanimarnos ante las dificultades imprevistas.
Además, el Papa subraya que la fortaleza es fundamental porque nos enfrenta al desafío del mal en el mundo. Reconoce la existencia de horrores como la guerra, la violencia y la opresión, y nos llama a reaccionar y decir un «no» rotundo a todo lo que conduce a la indiferencia y al mal. En este sentido, insta a redescubrir la fortaleza de Jesús en el Evangelio y aprender de los testimonios de los santos y santas.
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