El 22 de mayo de 2024, durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco ofreció una profunda catequesis sobre la humildad, cerrando así un ciclo de enseñanzas sobre los vicios y las virtudes. Aunque la humildad no está formalmente incluida entre las siete virtudes cardinales y teologales, el Papa destacó su fundamental importancia en la vida cristiana y su rol crucial como antídoto contra el vicio de la soberbia.

El Papa Francisco comenzó su catequesis recordando que la humildad es la virtud que devuelve todo a su justa dimensión, reconociendo nuestras limitaciones y nuestra condición de criaturas. Esta virtud, derivada de la palabra «humus» (tierra), contrasta directamente con la soberbia, que inflama el ego humano y distorsiona nuestra verdadera naturaleza. La Biblia nos recuerda en Génesis 3, 19 que somos polvo y al polvo volveremos, lo que subraya nuestra fragilidad y dependencia de Dios.

Para combatir la soberbia, el Papa sugirió contemplar la grandeza de la creación, como un cielo estrellado, para recordar nuestra pequeñez y dependencia de Dios. Este sentido de humildad nos protege contra la arrogancia y nos ayuda a reconocer que nuestras virtudes y talentos son dones de Dios y no méritos propios.

El Papa Francisco señaló que la primera Bienaventuranza, «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» (Mt 5, 3), establece la humildad como la base de todas las demás virtudes. La pobreza de espíritu implica reconocer nuestra necesidad de Dios y nuestra incapacidad para alcanzar la santidad por nuestras propias fuerzas. Esta actitud de humildad es la puerta de entrada a la vida cristiana y la fuente de virtudes como la mansedumbre, la misericordia y la pureza de corazón.

El Papa utilizó el ejemplo de la Virgen María para ilustrar la humildad en acción. María, una joven de la remota aldea de Nazaret, recibió el anuncio del ángel y, a pesar de su asombro, aceptó con humildad su papel en el plan de Dios. En su cántico de alabanza (Lc 1, 46-48), María expresa su alegría y gratitud por la bondad de Dios al elegirla a pesar de su pequeñez. Después del anuncio angélico, María no busca reconocimiento, sino que se dirige a ayudar a su prima Isabel, demostrando su humildad y su espíritu de servicio.

María también muestra su humildad en su vida diaria, evitando el protagonismo y permaneciendo firme en su fe incluso en los momentos más oscuros, como al pie de la cruz. Su humildad es «granítica», según el Papa, y se convierte en su fuerza invencible, permitiéndole mantenerse fiel a Dios y servir a los demás sin buscar reconocimiento.

La catequesis del Papa Francisco sobre la humildad tiene profundas implicaciones para la vida cotidiana de los cristianos. En un mundo que valora la apariencia, el éxito y la autosuficiencia, la humildad nos invita a reconocer nuestra dependencia de Dios y a valorar a los demás por quienes son, no por lo que tienen o logran. La humildad nos llama a:

  1. Reconocer nuestras Limitaciones: Aceptar que somos seres humanos con virtudes y defectos, y que necesitamos la gracia de Dios para superar nuestras debilidades.
  2. Valorar a los Demás: Respetar y apreciar a los demás, reconociendo sus talentos y contribuciones, sin compararnos o tratar de sobresalir a expensas de otros.
  3. Practicar el Servicio: Seguir el ejemplo de María sirviendo a los demás desinteresadamente, buscando el bien común en lugar de la gloria personal.
  4. Buscar la Paz y la Unidad: La humildad nos ayuda a fomentar la paz y la unidad en nuestras comunidades y en la Iglesia, evitando la discordia y la división causadas por el orgullo y la arrogancia.

El Papa Francisco concluyó su catequesis recordando que la humildad es la fuente de la paz y la salvación. Al imitar la humildad de Jesús y María, los cristianos pueden vivir una vida de auténtica fe y servicio, contribuyendo a la paz y la armonía en el mundo. Así, la humildad no solo es una virtud fundamental, sino también un camino hacia la verdadera felicidad y realización en Dios.

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar