1. El Espíritu y la Esposa

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El 29 de mayo de 2024, el Papa Francisco ofreció una audiencia general en la Plaza de San Pedro, donde inició un nuevo ciclo de catequesis titulado «El Espíritu y la Esposa«. Este ciclo, según explicó el Pontífice, abordará el papel del Espíritu Santo en la guía del pueblo de Dios hacia el encuentro con Jesús, nuestra esperanza. Las reflexiones se estructurarán en torno a las tres grandes etapas de la historia de la salvación: el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y el tiempo de la Iglesia.

El Papa Francisco comenzó su discurso refiriéndose a los primeros versículos de la Biblia, en los cuales se menciona que «el Espíritu de Dios se cernía sobre las aguas» (Gn 1,1-2). Subrayó que el Espíritu Santo es la fuerza que transforma el caos en cosmos, es decir, de un estado desordenado y confuso a uno ordenado y armonioso. Esta transformación del caos a la armonía es un reflejo de la acción del Espíritu en la creación.

El Santo Padre continuó ilustrando cómo esta acción del Espíritu es constante a lo largo de las Escrituras. En el Antiguo Testamento, los salmos expresan la intervención del Espíritu en la creación: «Por la Palabra del Señor fueron hechos los cielos, por el soplo de su boca todos sus ejércitos» (Sal 33,6), y «Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra» (Sal 104,30).

El Nuevo Testamento, indicó el Papa, reafirma y profundiza esta relación. Ejemplos de esto son la paloma que se cierne sobre las aguas del Jordán durante el bautismo de Jesús (Mt 3,16) y Jesús soplando sobre sus discípulos en el Cenáculo, diciéndoles «Reciban el Espíritu Santo» (Jn 20,22), evocando el soplo de Dios sobre Adán en el Génesis (Gn 2,7).

El apóstol Pablo añade una dimensión crucial al relacionar la creación con el Espíritu Santo. Según Pablo, el universo «gime y sufre como con dolores de parto» debido a la corrupción y el pecado de la humanidad (Rm 8,22). Este sufrimiento es un reflejo del alejamiento del hombre de Dios y de la explotación irresponsable de los recursos naturales.

El Papa Francisco mencionó a San Francisco de Asís como un modelo de cómo volver a la armonía del Espíritu a través de la contemplación y la alabanza. San Francisco veía en las criaturas una fuente de alabanza al Creador, tal como lo expresa en su cántico «Alabado seas, mi Señor». Esta visión invita a los creyentes a ser «alabanza de su gloria» (Ef 1,12) y a buscar la alegría en la contemplación más que en la posesión.

Finalmente, el Papa destacó la promesa de Dios a través del profeta Ezequiel: «Les daré un corazón nuevo; pondré un Espíritu nuevo dentro de ustedes… Pondré mi Espíritu dentro de ustedes» (Ez 36:26-27). Esta promesa subraya la transformación interna que el Espíritu Santo puede realizar en cada persona, curando el caos interno y externo.

El Pontífice concluyó su catequesis exhortando a los fieles a abrir sus corazones al Espíritu Santo para que transforme su confusión interior en claridad y armonía. Animó a todos a pedir la venida del Espíritu Creador, recordando el antiguo himno «Veni creator Spiritus«.

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