Domingo de la XII Semana del Tiempo Ordinario (Ciclo B)

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Jb 38, 1. 8-11

El libro de Job es una reflexión profunda sobre el sufrimiento y la justicia divina. En el capítulo 38, Dios finalmente responde a Job desde la tormenta. Este pasaje específico muestra la soberanía de Dios sobre la creación, especialmente sobre el mar, que en la literatura bíblica a menudo simboliza el caos y el desorden. Dios describe cómo puso límites al mar, usando metáforas de la maternidad para destacar su poder y control. La referencia a las «mantillas» y «pañales» subraya la idea de que Dios cuida y ordena incluso las fuerzas más indomables de la naturaleza.

Este pasaje nos invita a reconocer la omnipotencia de Dios y su capacidad para poner orden en el caos. En momentos de dificultades y desorden en nuestras vidas, podemos confiar en que Dios tiene el control y puede imponer límites a las adversidades.

Salmo 106, 23-24. 25-26. 28-29. 30-31

El Salmo 106 es un himno de agradecimiento a Dios por su salvación y por su intervención en momentos de crisis. Los versículos seleccionados describen a los navegantes que experimentan la furia del mar y la tempestad, pero son salvados por Dios cuando claman a Él. La calma que sigue a la tormenta es un signo del poder redentor de Dios.

El salmo resalta la importancia de la gratitud hacia Dios por su bondad y por su intervención en momentos de angustia. La experiencia de los navegantes simboliza nuestras propias pruebas y cómo, al clamar a Dios, podemos encontrar paz y salvación.

2 Cor 5, 14-17

En esta carta, San Pablo expone la transformación radical que el amor de Cristo produce en los creyentes. El pasaje subraya que la muerte de Cristo implica una nueva vida para todos, una vida que ya no se vive para uno mismo sino para Cristo. Esta nueva vida es descrita como una «nueva creación», donde lo viejo ha pasado y todo se ha hecho nuevo.

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestra propia transformación en Cristo. El amor de Cristo nos impulsa a vivir de manera diferente, dejando atrás las viejas formas de juzgar y vivir. Nos llama a una renovación constante, a vernos y ver a los demás con ojos nuevos.

Mc 4, 35-41

El evangelio de Marcos narra el episodio de la tempestad calmada, donde Jesús muestra su poder sobre la naturaleza. Mientras los discípulos están aterrados por la tormenta, Jesús duerme, mostrando su confianza y autoridad sobre la situación. Al calmar el viento y el mar con una simple orden, Jesús revela su identidad divina, dejando a los discípulos asombrados y cuestionándose sobre quién es Él realmente.

Este pasaje nos invita a examinar nuestra propia fe en medio de las tormentas de la vida. La calma de Jesús en medio de la tempestad es un recordatorio de que, con fe en Él, podemos enfrentar nuestras dificultades con paz y confianza. Nos desafía a reconocer su poder y presencia en nuestras vidas, y a confiar plenamente en Él, incluso cuando las circunstancias parecen abrumadoras.

Relación entre las Lecturas

Las lecturas de este XII Domingo Ordinario están unidas por el tema de la soberanía de Dios y su poder para traer orden y calma en medio del caos. La primera lectura y el salmo destacan la autoridad de Dios sobre el mar y las tempestades, mientras que el evangelio muestra a Jesús ejerciendo ese poder de manera tangible. La segunda lectura complementa este tema al enfatizar la transformación radical que ocurre en aquellos que viven en Cristo, sugiriendo que este poder divino también actúa en la renovación interior de los creyentes.

Estas lecturas, en conjunto, nos invitan a confiar en la omnipotencia y amor de Dios, y a permitir que su poder transforme nuestras vidas, llevándonos de la desesperación a la esperanza y de la agitación a la paz.

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