En una publicación reciente, el Papa Francisco nos recordó la importancia de la humildad cristiana como la actitud fundamental de nuestra vida. En este mensaje, el Papa enfatiza que Dios busca a personas humildes, dispuestas a confiar en Él por encima de sus propios planes y capacidades.
En el contexto cuaresmal, esta reflexión cobra aún más relevancia. La Cuaresma es un tiempo de preparación espiritual, en el que nos esforzamos por acercarnos más a Dios mediante la oración, el ayuno y la penitencia. Es un período en el que reconocemos nuestra dependencia de Dios y nuestra necesidad de su gracia para superar nuestras debilidades y pecados.
La humildad cristiana nos invita a reconocer nuestra fragilidad y limitación humanas, y a confiar en la providencia divina en lugar de depender únicamente de nuestras propias fuerzas. Durante la Cuaresma, este llamado a la humildad nos recuerda que nuestra conversión y transformación interior solo pueden tener lugar si nos abrimos a la gracia de Dios y le permitimos actuar en nuestras vidas.
En lugar de confiar en nuestros propios planes y deseos, la humildad nos lleva a poner nuestra confianza en Dios y a someternos a su voluntad. Esto implica renunciar a nuestro egoísmo y soberbia, y permitir que Dios sea el centro de nuestras vidas.
La cita del Papa Francisco nos invita a reflexionar sobre cómo estamos viviendo la humildad cristiana en nuestras vidas diarias, especialmente durante este tiempo de Cuaresma. ¿Estamos dispuestos a reconocer nuestra necesidad de Dios y a confiar en Él por encima de todo? ¿Estamos abiertos a dejarle espacio en nuestras vidas y a permitirle actuar según su voluntad?
Que esta reflexión nos inspire a cultivar una actitud de humildad y confianza en Dios durante la Cuaresma y más allá, buscando siempre su voluntad y confiando en su amor y misericordia.
Muéstrame tu Rostro 