La advocación de Nuestra Señora del Subterráneo, venerada en Chartres, Francia desde 1568, tiene sus raíces en un evento histórico significativo ocurrido en el año 911. En aquel entonces, la ciudad de Chartres estaba bajo asedio por las fuerzas dirigidas por Rollo, o Raoul, Duque de los Normandos, un poderoso líder vikingo que había llegado al poder en la región.
La ciudad, defendida valientemente por sus habitantes y liderada por el obispo Gaucelin, resistió tenazmente a los asaltos vikingos durante un prolongado cerco. Mientras tanto, los Duques Roberto y Ricardo organizaron un ejército para intentar liberar la ciudad del asedio vikingo. Este ejército, compuesto principalmente por francos y burgundios, se enfrentó a las fuerzas de Rollo en las afueras de Chartres el 20 de julio de 911.
La batalla que siguió fue intensa y feroz. Rollo, hábil estratega, colocó a sus hombres en una formación concava que ejercía una fuerte presión sobre el centro del ejército opositor. La situación era desesperada para los defensores francos y burgundios, quienes estaban a punto de ceder terreno ante la fuerza arrolladora de los vikingos.
Sin embargo, en un momento crucial, el obispo Gaucelin salió de las puertas de la ciudad rodeado de sus valientes defensores. Con su mitra episcopal y sosteniendo la túnica de la Santísima Virgen María, una reliquia venerada en Chartres, Gaucelin lideró un feroz contraataque contra los vikingos. Este giro inesperado en la batalla desconcertó a los vikingos, quienes se encontraron atrapados entre las fuerzas enemigas y se vieron obligados a retirarse en desorden y derrota.
Este evento milagroso se convirtió en una parte fundamental de la historia y la identidad de Chartres. En reconocimiento a la intervención divina que salvó a la ciudad del asedio vikingo, se erigió un santuario en honor a Nuestra Señora del Subterráneo, donde se venera la túnica de la Virgen María que desempeñó un papel crucial en la batalla. Desde entonces, los habitantes de Chartres han rendido homenaje a esta advocación mariana, recordando con gratitud su protección y salvación en tiempos de peligro y adversidad.
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