Basílica de Nuestra Señora de Boulogne

La Basílica de Nuestra Señora de Boulogne, también conocida como la Basílica de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, es una basílica menor en Boulogne-Sur-Mer, en el norte de Francia. La basílica, construida sobre la catedral medieval del mismo nombre, es un punto de referencia prominente en la ciudad. Según la tradición, en el año 633 se avistó un barco sin tripulación que llevaba una estatua luminosa de la Santísima Virgen María hacia el estuario de Boulogne. La estatua fue llevada a la iglesia donde pronto comenzaron a ocurrir milagros. Esta estatua, conocida como Nuestra Señora del Mar, se convirtió en un objeto popular de peregrinación entre los siglos XIII y XVI.

Alrededor del año 1100 se construyó una nueva iglesia en el lugar que sufrió muchas modificaciones a lo largo de los siglos, incluida la adición de un coro. Fue en esta iglesia donde el rey Eduardo II se casó con Isabel de Francia. La iglesia floreció hasta la llegada de la Revolución Francesa, que condujo a la supresión del culto católico y a la demolición gradual de la estructura. Sin embargo, un sacerdote local, Benoit Haffreingue, se comprometió a reconstruir la catedral. A pesar de no tener formación en arquitectura, lideró una campaña para obtener el apoyo necesario para la obra.

Durante la reconstrucción, Haffreingue descubrió una enorme cripta que había permanecido desconocida durante siglos. Las columnas de estilo románico datan del siglo XI, y se encontraron también los cimientos de un templo romano dedicado a Marte. La reconstrucción continuó, pero en 1921 los arcos de la nave colapsaron. Sin embargo, la estructura fue reforzada con concreto, lo que, según algunos, contribuyó a su resistencia durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.

La Basílica de Nuestra Señora de Boulogne, con su historia de destrucción y renacimiento, es un símbolo de la devoción y la perseverancia del pueblo de Boulogne-Sur-Mer hacia la Santísima Virgen María. Su reconstrucción, liderada por la fe y el celo de Haffreingue, ha asegurado que la devoción a Nuestra Señora del Mar continúe siendo una parte integral de la historia y la identidad de la ciudad.